domingo, 16 de enero de 2011

El viento susurra canciones de cuna

El viento susurra canciones de cuna.
Alrededor de la mecedora donde se instala.
Se acaricia la panza pensativa y melancólica.
Ese nido alberga un pichón que será el nuevo huésped.
En esa casa donde hacía mucho tiempo que no se oía el llanto de un niño.
Ya tiene la futura madre los interrogantes de todas las mamás.
¿Será un varoncito? ¿Tendrá ojos celestes?
¿Atravesaré un buen parto?
Y el duraznero pleno de azahares, que ha florecido como ella, y se transforma en mujer, según las creencias indígenas mexicanas.
La mira arrobada: las dos van a dar fruto.
Entonces, mueve sus ramas en un afán de tibia caricia, alza la cabeza.
Sin saber por qué, le sonríe.
El árbol le contagia el sosiego de sus fuerzas.
Ella, se pone de pie, avanza con lentitud.
Abre el ventanal, y mientras escucha la lira del viento, mira la vasta extensión del huerto.
Juana Schuster