domingo, 14 de junio de 2009

Fantasía


Las cuatro de la mañana y estoy despierta. Falta todavía para desayunar y el sueño no aparece. Tampoco puedo levantarme, despojada de proyectos. Sin nada para hacer en este día que será tan largo como los otros.
Siento atracción por la ventana, húmeda de rocío, que me acompaña en la vigilia.
Nadie pasa por la calle, el sonido de los grillos se vuelve afinado para que pueda danzar en alas de luz: la única memoria de mi infancia.
Una música suave y romántica llega desde lejos. ¿De dónde vendrá a esta hora?
Imagino una pareja embelesada con Roberto Carlos, como yo. Bailarán abrazados. Él es muy atractivo, acunándola en sus brazos. Ella bellísima. Habrán ensayado seguir la letra de “Yo te propongo”. El viento trae los sonidos hasta aquí.
Una vez más, se da el misterio del eterno ritual de la vida. Los imagino: un hombre y una mujer en busca de su propia realidad.
Sí. Los tengo en la mente. Ella, bellísima. Él, atractivo.
Ahora se despiden hasta mañana a la misma. Tienen la ilusión de todo un día para aguardar. Lleno de esperanza, repleto de expectativas.
Mañana se encontrarán, se acariciarán, danzarán con el cantante brasileño, el destino acompañándolos. Brindarán con vino espumante el reencuentro como la primera vez. Y mañana desde mi balcón, los espiaré, oiré sus murmullos, escucharé la canción y sus besos serán también para mí.
Después de mi día sin matices, falto de quehaceres, pobres veinticuatro horas, hechas con retazos de sueños desvanecidos, aquí esperaré. Les robaré la idea, tendré que aguardar el próximo amanecer para compartir ese amor.

Juana Schuster

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