
Me extravié en el laberinto de tu cuerpo
Sin hallar la salida, ni quererla encontrar.
Conocí el trayecto de tus venas azules
Formando esteros en las aguas de mi pasión.
Inocente, ilusa, amarré mi barca a tus orillas
Hasta que supe que me dejabas
Habiendo deshecho el nudo que te conectaba.
Te vas a la noche, ¡ladrón de la inocencia!
¡Pirata de naves inexpertas!
Tu ausencia de esta noche opaca
No es otra cosa que mi entrada a la pesadilla
Incontrolable, feroz y desbocada.
Juana Schuster
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