lunes, 22 de junio de 2009

Tu ausencia

Te amé hasta perder mi nombre en cada abrazo.
Me extravié en el laberinto de tu cuerpo
Sin hallar la salida, ni quererla encontrar.
Conocí el trayecto de tus venas azules
Formando esteros en las aguas de mi pasión.
Inocente, ilusa, amarré mi barca a tus orillas
Hasta que supe que me dejabas
Habiendo deshecho el nudo que te conectaba.
Te vas a la noche, ¡ladrón de la inocencia!
¡Pirata de naves inexpertas!
Tu ausencia de esta noche opaca
No es otra cosa que mi entrada a la pesadilla
Incontrolable, feroz y desbocada.
Juana Schuster

Locura de amor

Tú y yo en el sendero que lleva a la capilla. La misma pequeña iglesia donde nuestros padres se casaron y fuimos bautizados.
Mi mano oprime la tuya. Pasa un borriquillo cargado con canastas de mimbre.
Sus ojos son dos piedras de azabache. Una niña descalza lo lleva de las riendas y le habla en voz muy baja.
Te miro. No deja de asombrarme tu rostro perfecto. Se diría que eres un dios griego. Te beso para asegurarme que estás conmigo.
Un camino de dicha nos aguarda. Patios con juguetes formando parte de aquello que soñé desde niña. Llantos provenientes de las cunas y tu voz serena calmando berrinches.
Un anciano que va caminando, escribe sobre la tierra puntos suspensivos con su bastón.
Los chiquillos nos siguen con curiosidad y sus caritas sucias de polvo no logran esconder el asombro donde se columpian los pensamientos de la niñez.
El humo gris de las chimeneas, semeja nimbos que quieren volver al cielo para permanecer allí toda la eternidad. A lo lejos, se ve el espejo celeste del Danubio. Esta es una tarde soleada armada con retazos de muchas otras.
Estamos llegando. Me acomodo el vestido de novia de organza y la corona con tules en la cabeza. Nadie puede competir conmigo. Ni siquiera las cigüeñas blancas que me miran interrogativamente desde el pequeño campanario.
El párroco me ve. Su sotana esconde el cuerpo delgado como un junco. Lo miro y vuelve a explicarme como ayer,… como tantas veces,… que no hay boda porque no hay novio.
Mientras regreso a mi humilde casa, los fieles interrumpen sus plegarias para decir: -Pobre, no se da cuenta que Manuel ya se ha casado con otra.-
- Infamias, calumnias. No saben lo que dicen con sus lenguas viperinas. Mañana volveré y él me pondrá los anillos de oro ante la envidia de todas las jóvenes del pueblo.

Juana Schuster

domingo, 14 de junio de 2009

Involución

Mirando los recuerdos del desván está ella siempre.
Manos resecas de tanto lavar pañales.
Un baúl con las bisagras oxidadas, contiene muñecas. Les faltan miembros.
Las atesora. Fueron de sus hijos y nietos.
Otro canasto tiene ropita que tejió. Se entretiene vistiéndolas. Necesita hacerla para sentirse viva.
Dio a luz tres varones y cuatro niñas que ya han volado del nido. Prácticamente no la visitan Tienen excusas que creen que los justifican.
Cuando llueve viene a casa a tomar un café con leche.
Tiene miedo a los truenos.
A veces trae una caja vacía. Con sus pasos cansinos, se acomoda en el sillón.
Cree que va sacando cosas. Es como la caja que el aviador le dibujó al Principito.
Anoche, tomé sus manos entre las mías. Como una frenética catarata reprimida durante mucho tiempo, mis lágrimas se juntaron.
Sus palabras tenían cadencia de imploración. Me preguntó si podía quedarme a dormir. Le contesté afirmativamente.
Acomodé el otro cuarto. La ayudé a cubrirse con mantas. Me pidió el oso de peluche. Noté que se abrazó a él.
¿Por qué las cigüeñas no anidaron este año en los tejados?- Quiso saber.
Le dije que debido a la nieve se refugiaron en lugares cubiertos.
-Ah!-Respondió contenta.
Me quedé observándola hasta que sus ojos agotados por el sueño y los pesares, se cerraron.
A la mañana, me acerqué al lecho. Le vi una sonrisa por primera vez. Parecía mucho más joven: una adolescente.
Los ojos permanecían cerrados.

Juana Schuster

Fantasía


Las cuatro de la mañana y estoy despierta. Falta todavía para desayunar y el sueño no aparece. Tampoco puedo levantarme, despojada de proyectos. Sin nada para hacer en este día que será tan largo como los otros.
Siento atracción por la ventana, húmeda de rocío, que me acompaña en la vigilia.
Nadie pasa por la calle, el sonido de los grillos se vuelve afinado para que pueda danzar en alas de luz: la única memoria de mi infancia.
Una música suave y romántica llega desde lejos. ¿De dónde vendrá a esta hora?
Imagino una pareja embelesada con Roberto Carlos, como yo. Bailarán abrazados. Él es muy atractivo, acunándola en sus brazos. Ella bellísima. Habrán ensayado seguir la letra de “Yo te propongo”. El viento trae los sonidos hasta aquí.
Una vez más, se da el misterio del eterno ritual de la vida. Los imagino: un hombre y una mujer en busca de su propia realidad.
Sí. Los tengo en la mente. Ella, bellísima. Él, atractivo.
Ahora se despiden hasta mañana a la misma. Tienen la ilusión de todo un día para aguardar. Lleno de esperanza, repleto de expectativas.
Mañana se encontrarán, se acariciarán, danzarán con el cantante brasileño, el destino acompañándolos. Brindarán con vino espumante el reencuentro como la primera vez. Y mañana desde mi balcón, los espiaré, oiré sus murmullos, escucharé la canción y sus besos serán también para mí.
Después de mi día sin matices, falto de quehaceres, pobres veinticuatro horas, hechas con retazos de sueños desvanecidos, aquí esperaré. Les robaré la idea, tendré que aguardar el próximo amanecer para compartir ese amor.

Juana Schuster

miércoles, 10 de junio de 2009

Palabras a un poeta


Poeta, escúchame. Algún día entrarás a la región de brumas y silencios, donde nadie de nosotros aún ha penetrado.
Cuéntanos tus fantasmagorías y tus dichas. Son esenciales para que estemos rodeados de un revoltijo de fantasías y lo creyamos.
Pero cuídate, abrigándote en la frontera entre la noche y el alba, con una manta de gramilla y un edredón de crisálidas. Aléjate de los hipócratas, que al no entender lo que decís, no valorarán tus trabajos.
Sigue siendo amigo del sendero, las voces, las campanas, la brisa, que se endulza en tenue perfume de naranjo en flor.
Dueño de nostalgias infinitas, manejas el tiempo que se ha dormido en tus manos, para abrir los párpados, cuando tomes otra vez la lapicera.
Cuídate, para poder dar a luz todos tus misterios revelados.

Juana Schuster

Separación

Todo es silencio dentro de ese nido abandonado. Calabaza muda que insufla recuerdos que prefiero evitar.
En el aljibe impenetrable de tu existencia, tampoco hay vocablos.
Lejos quedó el amor con sus sombras caprichosas.
La vorágine de la vida nos llevó hasta aquí.
Pero tu callada garganta habla para mí sola.
Nadie nos devolverá el rito de las sonrisas cómplices.
Todo es silencio en el hueco de tus manos tibias.
Estás inmóvil como esa gaviota de cerámica sobre la mandrágora.
Sin alterar la cadencia con la que deslizabas tus dedos por el piano, hiciste trizas las dos palabras hermosas.
Te transformaste en un espectro esquivo que atraviesa paredes y huye de mi presencia.
Todo es silencio en mi mente de juglar desorientado.
Quisiera que tu aliento de luciérnaga acuda a mis ojos abiertos en la penumbra gris.

Juana Schuster.